ENTREVISTA A Miguel Ángel Alonso Treceño

 


ENTREVISTA A  Miguel Ángel Alonso Treceño



ENTREVISTA REALIZADA POR MIGUEL ESTEBAN TORREBLANCA



. Miguel Esteban: ¿Podría usted contarnos un poco de su vida y actividad literaria?


.Miguel Angel Alonso Treceño.--: Nací en Avilés en 1970. Soy licenciado en Químicas e Historia y graduado en Histopia del Arte. Estoy casado y tengo dos hijas preciosas. He publicado tres libros de aforismos: en 2019 Consciencia y viceversa (Xera ediciones), en 2022, MISCELÁNEA (Ediciones Fulcrum) y en 2024 AFONÍAS (Apeadero de Aforistas), así como otros dos de haikus, uno con la editorial Camelot (CINCO SIETE CINCO) y otro con Ediciones Fulcrum (Hojas de otoño, bagatelas y otros poemas. Colección de haikus 2017-2021).


MIs haikus y aforismos han sido publicados en numerosas revistas literarias, tales como Estación Poesía, El Aforista, AFORIST@S, Cuadernos de Humo, Maremagnum o Ítaca.



P: ¿Cuáles fueron sus primeras lecturas aforísticas y qué autores le influyeron?


R. Mi iniciación al mundo del aforismo me llegó por autores que, si bien no son aforistas per se, sí que escribieron sentencias, fragmentos, consejos filosóficos para el buen vivir (y el buen morir) o leyes espirituales. Pienso en figuras como Lao-Tse, Montaigne, Marco Aurelio, Baltasar Gracián o Benjamin Franklin. Con el paso del tiempo seguí leyendo libros de aforismos y ahondando en estas temáticas. Si tengo que decantarme por los autores que más me han influido hasta la fecha, diría que Herman Hesse, Antonio Porchia, y Emil Cioran.


3-R-: ¿Cómo definiría sus aforismos?


R-: Diría que están en continua evolución. Cada vez los hago más breves, más poéticos y menos sentenciosos, pero sin renunciar del todo a esa parte filosófica e introspectiva que caracteriza, junto a la parte poética, la escritura aforística. También intento que algunos, no todos, puedan leerse en voz alta para que una potencial audiencia se deje llevar por esa especie de magia, de conjuro, que este género literario ofrece.



R.-: ¿Cree que el poeta o el aforista "evoluciona" en su escritura? ¿Cómo ha cambiado su lenguaje a lo largo de los años?



R: Por supuesto, Miguel, como te comentaba antes, por lo menos en mi caso la evolución ha sido constante. Mis primeros aforismos trataban de imitar a los grandes aforistas españoles del siglo XX como Ramón Éder, cuyo sentido del humor es increíble. Posteriormente abandoné ese estilo, aunque no definitivamente: lo asimilé a mi estilo. Y fui impregnándome de lo mejor de cada autor. Cada nueva lectura es una fuente de inspiración, una escuela de aprendizaje, una revolución literaria interior. Hasta los malos libros provocan esto en el aspirante, como yo, a escritor.




P-: ¿Cómo siente que un aforismo está terminado y cómo lo corrige?


R-: Es una buena pregunta. Hay aforismos que surgen solos, que ellos mismos, digamos, se escriben a sí mismos y en unos segundos están hechos, listos para ser publicados. Otros, por el contrario, aunque la idea o ideas que estén detrás sean muy poderosas u originales, tardan más en terminarse, en resolverse. Notas que hay algo que no acaba de funcionar. Lo mejor es insistir con ellos una y otra vez hasta completarlos. Algunos los dejo un tiempo en el olvido hasta que un día me da por revisarlos y completarlos. Ese periodo de descanso le viene bien tanto al aforismo como al aforista.



P: ¿Cuál es el fin que le gustaría encontrar con su aforística?



R-: La verdad que seguir indagando en la poesía, en el autoconocimiento y en el entendimiento de la vida. Tareas muy complejas, pero también muy conectadas entre sí. También que los aforismos sean útiles tanto como para los demás como para uno mismo, que sirvan para algo. Sin esa utilidad, sin esa practicidad, tanto los aforismos, como la poesía en general, carecen de sentido.



P-: ¿Qué lugar ocupa para usted las lecturas en vivo?



R.-: Son muy importantes. Acabo de venir de Madrid de una Ronda de Aforistas, un evento organizado por la editorial Apeadero de Aforistas, en las que más de una veintena de aforistas venidos de todos los rincones del país expusieron sus ideas sobre el tema y recitaron su obra. Fue una experiencia increíble. Por otro lado, leer en público a una audiencia, le da esa dimensión de utilidad y cercanía que los aforismos han de tener. Sin esa conexión entre el autor, su obra y el público, se pierde la mayor parte de la gracia.


En palabras de José Luis García Martín: “Un poema solo deja de escribirse cuando deja de leerse”. Estoy totalmente de a cuerdo con este aforismo. Y leerlo en vivo siempre es mucho mejor, más enriquecedor.



P-: ¿Qué opina de las nuevas formas de difusión de la palabra, ya sea en páginas de Internet, foros literarios cibernéticos, revistas virtuales, blogs, etc.?


R-: Bueno, ya llevan bastante tiempo entre nosotros. La literatura actual ya no se entiende sin esta forma de presentarla al público. La mayoría de los escritores se dan a conocer o venden su obra por estos medios, así como todos o casi todos los periódicos, librerías o editoriales. Esto es algo imparable.




P-: ¿Podría recomendarnos un poema y un aforismo de otros autores que le haya gustado mucho?



R.-Un poema:


DUDA RAZONABLE


Si no sabes cómo llegar

pregunta


si no sabes qué preguntar

estás perdido


del poemario “Que viene el lobo” de Itziar Mínguez Arnáiz



Un aforismo:


Escribir: transformar en ajeno el grito propio.


Del libro “La lengua o el espejo” de Eliana Dukelsky





P-: ¿Qué libro está leyendo actualmente?



R-: Ahora mismo estoy leyendo (y releyendo) unos cuántos (poemarios, libros de aforismos y de haikus, fundamentalmente), como “Puntos de fuga” de Lorenzo Oliván, “Filatelia”, de Aitor Francos; “Un silencio propio”, de Francisco Ferrero, “Un tiro al pie”, de Francisco Flores Paredes o “Comer oscuridad” del poeta y aforista avilesino Adolfo González.



P- ¿Qué consejos le daría a un joven escritor que se inicia en este camino de la poesía o del aforismo?


R–: No soy yo muy dado a dar consejos a los jóvenes. De hecho, considero que se aprende más del fracaso que del éxito, pero por decir alguno: que lea mucho. Mucho. Y que relea. También mucho. Que se rodee de gente competente o al menos con más conocimiento o experiencia que él o que ella y que acepte las críticas, que las habrá, con estoicismo y con deseo de mejorar.



P- ¿Cómo ve usted actualmente la industria editorial?


R–: Imagino que mal. Menos los superventas o los escritores ensalzados por motivos ajenos a la literatura, no creo que el mercado editorial goce de muy buena salud. Cada vez se cierran más y más editoriales tradicionales. Ayuda que cada vez se lee menos y peor. La gente actualmente tiene mucha más variedad de entretenimiento y esa diversificación del ocio ha desnivelado la balanza de la literatura, que roza el subsuelo. En el otro extremo del columpio, lo liviano, lo fácil, lo que no necesita mucho esfuerzo, está en lo más alto de lo más alto. Y no creo que se baje de ahí arriba fácilmente.



P- ¿Cuál es la pregunta que le gustaría que le hubiera hecho y no se la he hecho?


R-: Te voy a responder con dos de mis aforismos:


¿Cuál es su mayor virtud? Que los éxitos de los demás no se me han subido aún a la cabeza.


¿Y su mayor fracaso? No haber sabido fracasar a lo grande.



Un placer charlar contigo, Miguel Esteban Torreblanca.



Comentarios

José Luis ha dicho que…
Muy atinadas respuestas, llenas de lucidez y enunciadas de manera entrañable.